Lo primero que me llamó la atención al entrar en el local en el que debíamos proyectar una nueva farmacia, fue un espacio en doble altura que debía albergar la escalera de subida a la cubierta que nunca llegó a construirse. Ese espacio nos daba la oportunidad de introducir luz cenital en la parte central del local, justo donde la luz que podía penetrar desde el escaparate de fachada ya quedaba demasiado tenue.
Así pues, todo el diseño gira alrededor de la presencia de este lucernario. Para ello se construyen tres columnas-mueble, que separa el espacio de público de la rebotica, con los colores corporativos de la farmacia: el gris y el naranja. Estas columnas se giran y generan en el falso techo un foseado de perfil quebrado en el que se alojan las luminarias para luz indirecta.
El mobiliario fue seleccionado por la promotora con excelente criterio y encaja a la perfección con el concepto de interiorismo propuesto.